Rodrigo Eduardo González Guzmán (Tampico, Tamaulipas, 25 de diciembre de 1950 - Ciudad de México, 19 de septiembre de 1985) fue un músico mexicano conocido con el sobrenombre de "Rockdrigo". Nació en el Estado de Tamaulipas y radicó en
Durante su infancia y adolescencia Rockdrigo se nutrió de la tradición musical de
Hacia 1977 viajó a
Con el tiempo logró trabajar al lado de [Javier Bátiz] en un bar de la colonia Insurgentes llamado Wendy's Pub, alternando con muchos grupos, entre ellos el legendario Grupo Dama. Fue ahí donde lo conoció al crítico de rock José Agustín quien escribió una nota laudatoria sobre Rockdrigo en el diario Unomásuno. En esta nota, José Agustín declaraba: "si ya hay en el rock de México quien domine a la perfección la técnica, la cadencia y el ritmo junto con un talento para componer canciones que retraten nuestra realidad a la altura de nuestros grandes compositores como José Alfredo Jiménez o Chava Flores, no puedo más que decir que de entrada, con Rodrigo gonzález tenemos un rock más complejo, crítico e inteligente... aquí está naciendo el rock mexicano..."
Al principio muchos músicos reprobaban "la clara imitación" de la imagen y sonido de Bob Dylan que hacía Rockdrigo, pero a la larga, la figura del músico tamaulipeco ha permanecido en el recuerdo colectivo de los músicos de la escena subterránea en México por sus propios méritos.
La vida de Rockdrigo llegó a su fin con el Terremoto de México de 1985 en la capital mexicana, pues fue una de las incontables víctimas de los sismos. La última presentación que realizó fue horas antes del fatídico suceso, en ocasión del primer aniversario del periódico
La más popular de sus canciones es No tengo tiempo de (cambiar mi vida), una canción que se escucha en muchas partes de nuestro país, en la versión hecha por banda Heavy Nopal. La canción es una crítica al capitalismo avanzado y a la noción del "tiempo industrial".
Tiempos híbridos es una canción que contrapone la hibridez cultural propia de los países latinoamericanos frente al modelo europeo de modernidad e industrialismo. El tema fue escrita hace veinte años, cuando entraba el modelo económico neoliberal en México y estaba muy en boga la idea de una aldea global), que Rockdrigo parodia creando el "Rancho electrónico / con nopales automáticos / con sus charros cibernéticos / y su campesino sideral / en los pueblos esqueléticos". La canción, como vemos, perpetúa la tradición lírica mexicana de las canciones y poemas con esdrujulas.
Estación del Metro Balderas Esta canción se considera emblemática de los ochentas mexicanos, pues Alex Lora la hizo un éxito al utilizar algunas partes de la canción sin autorización del autor, a lo que el tamaulipeco reaccionó, reclamándole "por haberle mutilado la parte freudiana", mientras Lora respondía: "¡Es para que te conozcan, mi Rockdrigo!". Hay diferencias significativas entre la versión original y el cover de Lora: en la versión original, una joven mujer es devorada por las multitudes que se esfuerza por entrar y salir al vagón, la historia está salpicada de un particular sentido del humor y tiene alusiones al doctor Simund Freud; en la versión de Lora, la muchacha se pierde en la multitud y termina prostituyéndose. Podríamos decir que Alex Lora deschizo la canción utilizando apenas la parte que podía venderse con facilidad para un público acostumbrado a la canción facilona y sosa... nunca ha pagado nada de regalías a nadie y se queja en los discos recientes de que su música sea pirateada por los pobres fayuqueros de tepito... (toda una metáfora del modo de ser tan particular de los mexicanos, aquellos que han sido comparados como 'alacranes en una cubeta'.) Actualmente en los pasillos de
Vieja Ciudad de Hierro es un hermoso tema dedicado a
Dejó Rockdrigo, además, algunas grabaciones que están por ser rescatadas en los años venideros: Rockdrigo en el Café de los Artesanos, único testimonio de Rockdrigo interpretando sus canciones en vivo, interactuando con el público; los demos de Pepe Návar (son 67 temas que Rockdrigo entregó a José Xavier Návar cuando éste era parte del staff de la disquera WEA); Rockdrigo en Radio Mexiquense (un recorrido por su repertorio, además de una entrevista muy larga a Rockdrigo en
Uno de sus cuadernos con poemas, textos breves y cuentos fue publicado por Ediciones Pentagrama en 1999. Fausto Arrellín, guitarrista de Rockdrigo comentó en entrevista para los editores del sitio oficial de Rockdrigo que, tras el terremoto, se perdió un cuaderno con cerca de 300 temas, que el músico le había mostrado en una de sus múltiples sesiones de ensayo, preparando lo que sería el Grupo Qual, banda de soporte de Rockdrigo cuando se le presentaban muchas y muy buenas oportunidades.
Sus canciones son continuamente tocadas por intérpretes callejeros en los vagones del metro y en los autobuses suburbanos. La clasificación que se ha hecho tradicionalmente en México de la música de Rodrigo González lo asocia más con el denominado rock urbano, dada la temática de sus canciones y de que muchos "urbanos" han tomado a Rockdrigo como un héroe. Siendo estrictos Rockdrigo es más apegado al folk, al blues y a la denominada canción de protesta.
Hace poco el neozapatismo lo reivindicó como "un profeta de nuestros tiempos híbridos". (En uno de los cuatro discos de apoyo al Frente Zapatista de Liberación Nacional.)
El Movimiento Rupestre
El Movimiento Rupestre es un movimiento musical mexicano surgido a finales de 1983 en el cual un grupo de músicos que, a falta de recursos para formar bandas con instrumentos eléctricos, presentaron su propuesta sólo acompañados de su guitarra, un teclado o armónica y cuya riqueza estriba en sus letras, muchas veces complejas y más cercanas al folk. El apelativo de "rupestres" provino de un ciclo de conciertos realizado en el Museo del Chopo por inicativa de Angeles Mastretta, Jorge Pantoja, Rafael Catana y Rodrigo Gonzalez, quienes nombran al ciclo 2º Festival de
El también llamado «Colectivo Rupestre» fue definido así por Rodrigo González (Rockdrigo): «Somos cantantes que no tenemos voz de tenor y que no componemos como los grandes de la sabiduría estética, y que no tenemos un equipo electrónico sofisticado de sintetizadores y efectos muy locos. Somos rupestres porque somos músicos marginados y queremos romper con el panfleto y la etiqueta que casi todos los artistas acostumbran usar para identificarse con los demás. No contamos con los suficientes recursos económicos para grabar profesionalmente y mucho menos, para ser completamente independientes, vivimos de la música y pretendemos darle un nuevo enfoque para hablar más de lo cotidiano, de lo espiritual y lo urbano.»
Entre los compositores y cantantes representativos de este movimiento se encuentran Rodrigo González, Jaime López, Nina Galindo, Carlos Arellano, Armando Rosas, Roberto Ponce, Roberto González, Rafael Catana y Gerardo Ensiso.
Manifiesto Rupestre
"No es que los rupestres se hayan escapado del antiguo Museo de Ciencias Naturales ni, mucho menos, del de Antropología; o que hayan llegado de los cerros escondidos en un camión lleno de gallinas y frijoles.
Se trata solamente de un membrete que se cuelgan todos aquellos que no están muy guapos, ni tienen voz de tenor, ni componen como las grandes cimas de la sabiduría estética o (lo peor) no tienen un equipo electrónico sofisticado lleno de sinters y efectos muy locos que apantallen al primer despistado que se les ponga enfrente.
Han tenido que encuevarse en sus propias alcantarillas de concreto y, en muchas ocasiones, quedarse como el chinito ante la cultura: nomás milando.
Los rupestres por lo general son sencillos, no la hacen mucho de tos con tanto chango y faramalla como acostumbran los no rupestres pero tienen tanto que proponer con sus guitarras de palo y sus voces acabadas de salir del ron; son poetas y locochones; rocanroleros y trovadores. Simples y elaborados; gustan de la fantasía, le mientan la madre a lo cotidiano; tocan como carpinteros venusinos y cantan como becerros en un examen final del conservatorio..."
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No tengo tiempo
Rockdrigo y Qual - Ratas
La Maquina del tiempo
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